Si hablamos de inteligencia podemos pensar muchas cosas. Es común asociar la inteligencia con aquellas personas que tienen altos grados académicos y solemos decir: “Esta persona es muy inteligente, tiene una maestría o doctorado”, “Ese niño es muy inteligente porque sus notas escolares son muy altas”.
Es verdad que se necesitan ciertas habilidades mentales para tener éxito en los estudios, y es indispensable poner en práctica la inteligencia para llevar a cabo muchas de las actividades que la escolarización nos demanda.
Sin embargo, también es que la inteligencia de un ser humano no se mide solamente por los grados académicos que obtenga, las notas o incluso los diplomas que las escuelas otorgan a sus alumnos.
Si hablamos de dinero o inversiones la cosa se complica. Es casi regla general que fuimos mal educados en una cultura donde aunque sabemos que el dinero es importante no lo tratamos como tal.
Los niños no son educados para actuar con inteligencia o sabiduría respecto al dinero. Parece ser que olvidamos que esos niños crecerán y se convertirán en adultos, y es justamente en la edad temprana donde debimos ser instruidos para usar el dinero con maestría en una edad más avanzada.
Una vez que crecemos y poco a poco nos convertimos en adultos que producen dinero, ya sea por ser empleados, emprendedores, inversionistas o dueños de negocio, empezamos a generar ganancias monetarias, y también empezamos a gastar con muy poca o nula sabiduría.
No digo que toda la gente haga esto, sin duda hay personas muy hábiles para manejar sus finanzas, pero me parece que una gran parte de la población crece y llega a la edad adulta sin educación financiera.
Haré un resumen de lo anterior:
De niños no nos educaron respecto al dinero, y parece que el ciclo puede repetirse cuando nosotros mismos no sabemos dirigir a nuestros hijos en temas de finanzas.
Crecemos y empezamos a producir dinero por nuestros propios medios.
Una vez en la vida adulta, no sabemos la mejor forma de poner a trabajar el dinero para nosotros: cómo ahorrar, cómo invertir, los riesgos de invertir (o sus grandes beneficios), cómo generar activos, etc.
Aunque la realidad pueda ser dura es mejor enfrentarla de una vez y hacer algo para cambiar todo eso que no nos ha funcionado respecto a las finanzas. Te hago tres preguntas:
¿Estás satisfecho con todos tus resultados económicos?
¿Actualmente tienes el dinero que quieres o por el contrario, te gustaría generar más?
¿Estás tomando acción para solucionar todos los errores que has cometido con tu bolsillo?
Quizá estas preguntas te ponen de cabeza y te metan en un total caos, pero se trata de eso, de ser lo suficientemente maduros para tomar consciencia de que los resultados económicos que tienes hoy no son los que te gustarían, pero eso puede y debe tener solución.
A mucha gente no le gusta ver sus números, trátese de su peso corporal, de los resultados en ventas, de las pérdidas en sus empresas, o del despilfarro en su vida.
Parece que le tenemos miedo a la báscula, a los reportes de ventas o a los estados financieros, pero eso es un gran error porque mientras no tengas claridad acerca de los números en tu vida estarás en una posición de desventaja personal y financiera.
Recuerda esto: los números son fríos y reflejan la realidad de tu vida.
¿Cuánto pesas, ganas, gastas, ahorras o inviertes? ¿Tienes un flujo de efectivo? ¿Debes en tus tarjetas de crédito? ¿Cuántos pasivos y activos tienes?
En fin, puedo seguir planteando decenas de preguntas cuyas respuestas son meramente numéricas y que, como ya lo dije antes, si las respondes con honestidad podrías tener un panorama más claro de tu situación actual personal y financiera.
Lamentarnos por el pasado no sirve de nada, lo que sí te llevará a mejores resultados futuros es que analices tus números, no que te lamentes.
Lo hecho hecho está, pero si tienes la capacidad y honestidad de confrontarte descubrirás que seguro hay muchos errores en tus finanzas, y que de haber tenido la suficiente claridad y educación financiera desde mucho tiempo atrás, seguramente hoy estarías mejor relacionado con el dinero, disfrutando de más libertad económica y creando más activos que le dejen dinero a tu bolsillo.
Incluso disfrutando más tu tiempo y tu vida, quizá libre de muchas preocupaciones generadas por deudas, y durmiendo más tranquilo.
Es de personas inteligentes enfrentarse a su realidad, analizar con objetividad sus números, ver sus resultados y si éstos no te gustan hacer algo para cambiarlos, dar un giro positivo y lograr que tu dinero tenga un uso correcto que te beneficie a ti y a los tuyos.
A muchas personas les da pánico tomar una calculadora y hacer un examen profundo acerca de sus finanzas personales, con sumas y restas, porque muchas veces terminan sintiéndose culpables, enojados y frustrados.
Con otros sentimientos negativos al percatarse que sus números reflejan una realidad económica muy poco alentadora.
Pero una persona inteligente tomará control de las emociones que sus malas finanzas le provocan, y será capaz si así lo decide de mantener un dominio sobre esas emociones y usarlas a su favor en el juego del dinero.
Así que no te atormentes, hay remedios y soluciones y hoy te voy a explicar 3 pasos fundamentales para que empieces a actuar con mayor asertividad respecto al intrincado tema del dinero.
3 pasos para actuar con inteligencia financiera.
El primer paso: Edúcate.
Volvamos al principio de este blog, la palabra clave es EDÚCATE. Es muy probable que tengas una mente que genera muchas ideas para hacer dinero a través de negocios, pero por miedo, desconocimiento y hasta cierto temor subconsciente no las pones en práctica.
Cualquier idea que tengas debe ser puesta bajo la lupa y analizarla con detenimiento, quizá sea una idea fantástica y la estés postergando, aplazando también con ello la oportunidad de ganar más y generar mayores activos.
La palabra Educar tiene su origen en Educare, que quiere decir “sacar de dentro”. Si quieres sacar tus mejores habilidades financieras deberás educarte, no hay más.
¿Pero qué significa en términos reales, cotidianos, el hecho de educarte? Significa que deberás en primer lugar ser muy consciente de la importancia de este primer paso, para luego llevarlo a la práctica en tu vida común y corriente.
Hay infinidad de entrenamientos y mentores en temas de dinero, pero ¡cuidado! no todos tienen la experiencia ni el conocimiento suficiente para servirte como guía o mentor.
Quizá te encuentres con personas que entrenan financieramente a otras personas, pero solo lo hacen con teoría y nunca con práctica.
¿A qué me refiero? A que quizá estas personas solo leyeron y leyeron libros y tienen todos los conocimientos puestos en papel pero no en su vida real.
Es como si tomaras clases de arquitectura con una persona que jamás ha construido una casa, pero se sabe de memoria cómo hacerlo porque así lo aprendió en los libros.
El punto al que voy es que cuando decidas educarte financieramente deberás elegir a guías que te eduquen con el ejemplo. Es decir, que sean ellos prueba fehaciente de que lo que te están enseñando lo han aplicado a su propia vida y les ha funcionado.
Quizá hayas tomado algún entrenamiento con alguien que te ha explicado cómo invertir seguro, pero esa persona en toda su vida no ha hecho una sola inversión. ¿Confiarías en sus conocimientos? ¿Creerías en sus enseñanzas? Casi te puedo asegurar que la respuesta es no.
Y la verdad, yo tampoco lo haría.
Recuerda que la palabra enseña, pero el ejemplo arrastra.
Recomendaciones:
1. Educarte significa que deberás buscar entrenamientos, cursos, seminarios, lecturas, mentores o guías, que con un buen contenido te ayuden a expandir tu contexto financiero.
2. Recuerda que no solo se trata de obtener contenido maravilloso en esos entrenamientos, se trata más bien que ese contenido otros lo hayan aplicado ya y lo puedas aplicar tú mismo en tu vida real.
El segundo: Planea.
Una vez que hayas dado el primer paso en tu educación financiera, viene algo igual de importante, y esto es tener un plan. De nada te servirá tomar 50 seminarios, leer 15 libros, tener un mentor calificado o incluso tener el dinero listo para invertir seguro, si no tienes un plan específico que te lleve a una meta.
Establece un verdadero plan de acción que contenga:
Objetivos medibles.
Tiempos específicos de acción.
Fechas.
Montos de inversión.
Ganancias.
Reinversión.
Flujo de efectivo esperado
Business plan
etcétera.
Recuerda que soñar no sirve de nada, debes planear puntualmente cómo vas a usar tu dinero, para qué y cómo servirá el dinero respecto a tu meta. Sobre todo, hacerlo con inteligencia financiera, con objetividad y un correcto manejo de tus emociones.
Muchas veces sucede que hacemos planes estratosféricos, fuera de toda lógica, porque solo estamos inmensamente emocionados pero si analizamos fríamente los números, éstos podrían indicar que el plan no está bien elaborado, o que a la vuelta de unos meses todo podría venirse abajo.
Hay una frase que aprendí de uno de mis grandes mentores, y la aplico igual para la vida que para mis negocios: Cuando la emoción sube, la inteligencia baja.
Ten presente que cuando hagas planes con el dinero (para tu vida personal o de negocios), deberás hacerlo con emociones controladas, pues incluso un optimismo o alegría excesiva te llevarán a planes descabellados que probablemente no tienen la objetividad numérica suficiente.
Recomendaciones:
Analiza fríamente los números cuando hagas un plan.
El plan deberá ser lo más específico y real posible.
Recuerda colocarle fechas.
Cuida de tus emociones porque tienes dos opciones: Te construyen o te destruyen, tanto para tu vida como para tu bolsillo.
Tercer paso: Actúa.
Aquí viene la mejor parte pero la que a mucha gente le da miedo.
Ya te educaste, ya hiciste un plan magníficamente (en el mejor de los casos) elaborado con números reales y emociones controladas, pero cuando se llega el momento de actuar no lo haces por diferentes motivos: Miedo o desidia.
El miedo a perder te invade, piensas en lo que puedes perder y no en lo que vas a ganar, y a eso añádele tu propia vocecita o susurro mental que te grita: “No lo hagas, es muy arriesgado, perderás parte del dinero, te costó mucho ganarlo” y un interminable etcétera que te sabotea magistralmente.
Es común que la gente haga planes maravillosos y a la hora de ejecutarlos el miedo se apodere de su mente.
¡Admítelo! A tí también te ha dado miedo perder dinero.
Pero si ya hiciste un plan, si ya calculaste los posibles riesgos y eres consciente de los pros y contras de tu plan, el miedo debería pasar a segundo plano.
Otra cosa común es que la gente tiene todo listo. Incluso ha dejado de tener miedo, pero le invade la pereza y la falta de responsabilidad con sus propias finanzas.
Tiene un plan acerca de cómo ahorrar, cómo invertir seguro, cómo manejar inteligentemente su presupuesto para generar activos, pero termina por no importarle las fechas ni los números del plan y lo va dejando todo “para mañana, para el siguiente mes o año” en fin, lo dejan para después.
El dinero no espera por nadie, y si no lo generas y lo ganas tú, otros sí lo harán. Habrá otros con más inteligencia financiera que no solo se eduquen y hagan planes, sino que también actúen.
Recomendaciones:
Trabaja tus miedos y juega a ganar.
Recuerda que la libertad financiera es únicamente tu responsabilidad, de nadie más.
Ten presente que el correcto manejo de tus finanzas empieza con un primer paso.
Hazte esta pregunta: ¿Cuánto tiempo más quieres vivir en caos económico? Si ya estás harto, es momento de educarte, planear y, no menos importante, actuar.
Conclusión.
No necesitas llegar a la quiebra, estar hundido en deudas, perder el sueño y pasar largas noches de insomnio para comenzar a trabajar en tu inteligencia financiera.
No se requiere estar en situación crítica para que actúes con sensatez financiera.